Entrevista con el director Cédric Klapisch

Cédric Klapisch

Cédric Klapisch nos honra ejerciendo de padrino en esta primera edición y hemos querido entrevistarle para conocer aún más de este guionista, productor y director de renombre en Francia. Klapisch tiene un vínculo especial con la ciudad de Barcelona desde el éxito de su película ambientada en la ciudad condal, Una casa de locos que se convirtió entonces en el film francés más taquillero después del éxito de Amélie en 2001.

¿Por qué razones aceptó ser el padrino de esta primera edición?
En primer lugar, ¡porque amo Barcelona! Me pareció legítimo apadrinar este festival dado que, a pesar de ser un realizador francés, una de mis películas fue rodada en Barcelona. Es una ciudad en la que se comparten e intercambian muchas cosas. Además, muchos franceses viven en Barcelona y me gusta la idea de ayudar a realizar este intercambio entre Francia y España. Por otra parte, vivimos en una época extraña en la que debemos ser a la vez internacionales y preservar nuestra identidad. Y me gusta que estos términos no sean antitéticos. La idea de un festival como éste es justamente decir: “Existe una lengua francesa, existen películas en francés y la francofonía está presente a día de hoy en numerosos países del mundo”: ¡ quiero potenciar esta idea !

Las películas de la selección oficial son inéditas en España. Según usted, una parte del cine francés sigue estando en la “sombra” en el extranjero?
Creo que Francia es uno de los países más creativos del mundo en cuanto a la producción cinematográfica. Existe una amplia diversidad desconocida en el extranjero. Hay numerosos tipos de películas: cine de género, poético, político, social… A menudo las personas conocen el cine francés de la Nouvelle Vague, una corriente de los años ‘60 a ‘80. Actualmente, existe otro cine francés: el que representa una gran variedad de estilos.

Una casa de locos es, en España, una de las películas francesas de referencia. ¿ Por qué razón escogió rodar en Barcelona ?
Una casa de locos” fue rodada hace ya 18 años. Escogí Barcelona porque acababan de celebrarse los Juegos Olímpicos allí y pensé que era una ciudad europea que se estaba abriendo cada vez más hacia Europa. Estuve dudando entre Roma y Amsterdam, preguntándome : “¿Qué ciudad estudiantil es realmente reveladora o representativa de Europa?”. Creo que tomé una buena decisión ya que resultó ser la ciudad más activa y que correspondía a lo que realmente experimentaban los estudiantes de Erasmus. Además, en esa época no se había grabado gran cosa allí. La única película rodada en Barcelona que conocía era la de Antonioni (El reportero), donde se veían los edificios de Gaudí. Esto también me interesó: mostrar una ciudad “virgen” a nivel cinematográfico.

Qué recuerdos guarda del rodaje?
¡La verdad es que solo conservo buenos recuerdos! La banda de actores era increíble, todos tenían entre 20 y 25 años: Kelly Reilly, Audrey Tautou, Cécile de France, Romain Duris… Sentía que todos ellos tenían mucho potencial. Sin embargo, debemos recordar que por aquel entonces aún no eran conocidos. También había actores españoles en el equipo : Cristina Brondo, Irene Montalà… La vida que había entre ellos, la vida de la película, era muy fuerte. Además, la colaboración entre los técnicos franceses y los técnicos españoles funcionó de maravilla a pesar de que, en aquel entonces, no se solía hacer rodajes con “equipos mixtos”. Los participantes pudieron descubrir técnicas de trabajo diferentes. ¡Durante el rodaje fuimos testigos de experiencias muy fuertes !

Cree que Barcelona es una ciudad “cine” ?
¡Por supuesto! De hecho lo tiene todo para ser cinematográfica: está girada hacia el mar, tiene a la vez montaña y mar, combina elementos antiguos con otros más modernos… ¡Todo son elementos cinematográficos! También encontramos una fuerte influencia de Gaudí en la ciudad, parecida a las de Eiffel o Haussmann en París. A partir del momento en que aparece una especie de “unidad” como ésta en una ciudad, sentimos algo muy fuerte a nivel arquitectónico y en cuanto a los paisajes urbanos. ¡ Y la luz es una locura ! Hay muchísimos elementos que hacen que Barcelona sea una ciudad “film friendly” como diríamos en inglés…

El nombre del festival hace referencia a la expresión “Oh Là Là” y a un amplio abanico de emociones. En tanto que realizador, qué le suscita dicha expresión?
Podemos emplear el “Oh Là Là” cuando estamos asustados, cuando nos sentimos maravillados por alguna cosa o cuando presenciamos algo fuera de lo común. Y es algo que me encanta del cine: el hecho de buscar emociones. Podemos desear sentir miedo, llorar, reír, reflexionar… Porque el hecho de reflexionar también puede ser considerado una emoción, en el sentido de alcanzar un “estado de comprensión” … A menudo, las grandes películas -como Citizen Kane, de Orson Welles- nos hacen comprender cosas sobre la vida. Es una manera de “elevarse”. Y la expresión “Oh Là Là” describe a la perfección esta sensación, esta especie de novedad, de emoción, de escalofrío que sentimos cuando descubrimos algo nuevo…

Es una de las expresiones más empleadas a la hora de retratar a los franceses…
¡Y me gusta! Porque significa que queremos ser sorprendidos. Además, la expresión caracteriza bastante bien al cine francés. Lo que atrae a las personas es justamente este rasgo “Oh Là Là”, el decir: “¡Mira! Es diferente”. Creo que en Francia conservamos esta idea de no querer hacer lo mismo que los demás, de ser diferentes. No sé si esto va ligado a la Revolución Francesa y al hecho de que le cortamos la cabeza a un rey, cosa que sigue chocando a muchas personas. Pero lo hicimos y existe en ello algo realmente asombroso. Y la verdad es que me gusta este aspecto de la cultura francesa: no nos prohibimos nada, nos permitimos ser diferentes e inventar nuevas cosas.

Cédric Klapisch nos confía lo que le evoca la expresión "Oh là là" en el cine (VOSE)